domingo, 18 de julio de 2010

EDICIONES CAMZO PRESENTA EN LA LIBRERIA EUROPA : EL SOL NEGRO de Alejandro Arocha

El germen de este libro data del 2008. Se trataba, al comienzo, sólo de un conjunto de reflexiones y conclusiones nacidas de las vivencias y lecturas que me circundaban por entonces. Solamente después, tras la solicitud de publicaciones y la disposición de una Editorial, se pensó que quizás el material pudiera ser articulado en forma de libro y servir así como auxiliar de formación.

Lo que encontrará el lector, para ser más específicos, es una exposición de mi pensamiento por entonces tras el encuentro con lo que hoy llaman escuela perennalista (en la que encasillan a autores como Schuon, Guenon, Coomaraswamy, Evola, etc.) y el espíritu hitleriano.

Cobra pues interés para aquellos interesados en la llamada Sophia Perennis, en su vinculación con el NacionalSocialismo y en fin, en las implicaciones cosmovisionales que tiene el ‘’perennalismo’’ y especialmente el de corte evoliana, al que reconozco como más influyente.

Hay varios aspectos sobre los cuales el libro aporta luz:

- El Sol Negro: Comúnmente asociado al famoso símbolo del Castillo de Wewelsburg, ha sido objeto de múltiples abusos, frutos en gran parte de la ignorancia. El libro explica al Sol Negro como símbolo, es decir, como manifestación de lo universal en el mundo, trascendiendo la determinación histórica, étnica o nacional en la cual la mayor parte de las veces se ve estancado. En un recorrido por la antigua Roma, la Hélade, Irán, la India y en fin, cualquier lugar en el cual los indoeuropeos conectaran con su origen, se observa que está presente éste símbolo, desmintiendo así pues que fuese una mera invención de la SS y menos aún un robo, ya que de manera constante se expresaba un mismo contenido bajo ropajes distintos.

- La Duodenaria Milicia Celeste: los doce imames del chiísmo, los doce iniciados de Agartha, los doce Asen de Asgard, los doce dioses romanos y griegos, los doce trabajos de Herácles, los doce apóstoles de Cristo… Lejos de pretender fomentar ningún ecumenismo ni sincretismo de cualquier tipo, cabe preguntarse ¿Inconsciente colectivo? ¿Tradición Primordial? ¿Religión cósmica? El capítulo no aporta respuesta pues no es esa su preocupación sino la de exponer con simpleza y profundidad el alcance y la riqueza del simbolismo del Doce. Es aquí donde se puso especial énfasis en la obra, pues intenso hubo de ser el símbolo que nos dejó su huella en nuestra medida del tiempo, tanto en los relojes de pulsera como en los calendarios, que se dividen ambos en doce.

- El ataque al determinismo: Hoy en día se nos repite sin cesar que no somos los dueños de nuestra vida. Es un presupuesto del evolucionismo bajo cualquiera de sus ropajes biologicistas, que afirma que nuestra naturaleza es independiente de nuestro ser y no reimos por sentir, no lloramos por sufrir, no existe el amor etc… ya que todo son reacciones químicas intrínsecas en tanto que heredadas y orientadas hacia funciones concretas que no dependen de nuestra voluntad. Nuestro cuerpo, en definitiva, no es nuestro: nosotros somos del. Nuestra vida, por tanto, no la poseemos: nos posee ella a nosotros. Inversión satánica propia de la satanocracia imperante, con perdón del término imperar. Al margen del biologicismo neodarwinista están otras corrientes igualmente deterministas y por ende igualmente modernas y nocivas: tales son las que promulgan la esclavitud del individuo frente al destino, la inexistencia del individuo y su fusión con el todo universal, el panteísmo monista, etc.

El nexo común de todos los determinismos es su negación de la libertad. Si el hombre no es libre, no es responsable de sí, queda libre de su carga y la relega a otro: la felicidad del borrego. Si el hombre es libre y además artífice de la historia, tiene la autoridad de que el rumbo de esta sea bueno o malo, y por ello posee la responsabilidad y la carga: él decide si se orientará hacia lo alto o se dejará caer en picado. Se puede observar que hay dos temperamentos definidos que subyacen a estas dos concepciones de la historia: el huidizo que es determinista y el hombre digno, que con seguridad perpendicular se dice libre, y además afirma esa libertad sin negar el papel de Dios, de la Providencia, de la teleología de la Creación.

- Defensa de la Apofática: La llamada teología negativa del Pseudo-Dionisio el Areopagita, del Maestro Eckhart y sus discípulos Enrique Suso y Juan Tauler, de Nicolás de Cusa y Juan Escoto Erígena, son un referente de pilar medieval en el cual se debe insistir en tiempos en los que se abusa de la pseudoespiritualidad antropocéntrica. Esta mística occidental rompe con las especulaciones demasiado mundanas por el simple hecho de que no permite ningún tipo de afirmación referente a lo Increado, señalando así su carácter sempiterno e Infinito.

Creo que no es preciso dar más detalle del texto pues la temática se intuye y los interesados podrán reconocer la utilidad del libro sin necesidad de más precisiones. No quería terminar, sin embargo, sin informar de que junto a lo positivo del contenido se encuentra también un mensaje nocivo, como es normal ya que lo empecé con 18 años y se terminó teniendo ya 19. Con nocivo quiero decir liberaloide, moderno y personal. Hoy en día se tiende a exaltar lo original, lo ‘’creativo’’, lo propio, y se olvida o mejor dicho se oculta o censura eso que no es personal, que no es subjetivo, que no es opinable ni creativo puesto que es, ha sido, y será siempre: me refiero a la Tradición. Por tanto para terminar quería dar un consejo para la lectura del libro: separar todo lo que es paja, y la paja es todo aquello personal y también aquello otro no tan personal cuya fuente es la escuela ‘’perennalista’’, pues sólo a Dios, a los escogidos por él para guardar el Depósito de la Fe y a los autorizados por éstos para exponerla, les es lícito hacerlo… lo que equivale a decir que nadie puede otorgarse a sí mismo el título del Magisterio de la Tradición. Autoridad, jerarquía, obediencia y servicio, son conceptos que deben rescatarse junto al del libre albedrío.

Alejandro Arocha

*Foto de Manuel Quesada leyendo la presente carta redactada por el autor de la obra para su posterior presentación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario